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Capítulo XXXII - Año nuevo, misma incertidumbre.



Una niña herida en cuerpo de adulta no tiene la capacidad de comunicar maduramente lo que siente, por lo que usa alguna de estas 2 opciones: Lo dice desde el berrinche y el reclamo; o no dice nada, pero hace cosas que comunican indirectamente su molestia.


Como ya han visto a lo largo de esta historia, yo aplicaba las 2 opciones, siempre de acuerdo al contexto. Es decir, mi inteligencia emocional brillaba por su ausencia la mayoría del tiempo.


Esta vez me decidí por no decir nada, porque al final ¿cómo le reclamas por su falta de atención y compromiso a alguien que se supone que no está en una relación contigo formalmente? Obvio que no tiene sentido; y claro que la rabia que sentía no era solo con él sino también conmigo misma por seguir idealizando todo. Pero yo no lo veía, para mí en ese momento todo era su culpa por no terminar de elegirme.


Volvimos a casa y enseguida yo empecé a comportarme fría con él (en mi mente yo decía

que lo hacía por dignidad, pero ahora se que había manipulación en todo esto para captar

su atención como ya había pasado antes)


En las dinámicas de relaciones de “casi algos”, normalmente hay una persona con apego

ansioso (la que busca ser elegida) y otra con apego evitativo (la que no quiere el

compromiso, evita involucrarse mucho), y por mucho tiempo bailan a este son. Pero,

generalmente, cuando la persona con apego ansioso se cansa de esperar y retira su

atención, la persona con apego evitativo enfrenta el vacío que le lleva a sentirse

abandonado y cambian los roles.


Ninguna de los 2 escenarios es sano, querer que el otro sienta el abandono para que te de

por fin su atención, es manipulación y solo augura un vínculo lleno de toxicidad.


Pero para mí, en ese momento, fue lo mejor que pude hacer. Volvió su atención, él disfrutaba estar conmigo, a su manera, con lo poco que podía ofrecer a nivel emocional, pero eso me enganchaba a la ESPERANZA de que algún día iba a mejorar.


La verdad es que sentí que empezó a abrirse un poco más. Durante su cumpleaños le compré un regalo muy pensado para él, aunque me había dicho que no quería nada. Se sintió apenado, pero me lo agradeció; luego vinieron semanas de mucho ensayo, trabajo

que disfrutábamos un montón, y un sin fin de salidas y fiestas que nos hicieron afianzar un poco más el vínculo.


Realmente no me había dado cuenta de que esto estaba pasando hasta que nos tomaron

un foto en grupo y yo estaba sentada en sus piernas, y él no quiso moverse de la foto o

ponerse en otra posición como lo hacía normalmente. Es decir, no había una relación

formal, hablada y acordada, pero se mostraba mucho más cercano en público y en casa

estábamos juntos en todo momento. Quizás se sentía más cómodo.


Mi ansiedad aún estaba allí porque yo necesitaba confirmación, la incertidumbre de no saber hacia dónde iba la relación me mataba, pero no quería “molestarle” preguntándole porque sentía que se iba a espantar si lo hacía. Ahora veo lo perjudicial de esto, porque para no “perder” ese vínculo, aunque era insatisfactorio, yo ignoraba mis propias necesidades.


Los meses pasaron y mis reclamos bajaron bastante, hasta la noche de fin de año. Me mandé a hacer un vestido largo y rojo, el más sexy que he usado en mi vida, me sentía diosa y veía que a él le encantaba por lo que cumplía su cometido. Luego de una noche larga de trabajo por la fecha, algunos latinos que estábamos en la ciudad nos organizamos para hacer nuestra celebración de fin de año ya tipo 2 am al salir de nuestros “dinner shows”.


Llegó el taxi a buscarnos para ir a la casa donde se había organizado todo, y él y yo nos

sentamos juntos. La noche pintaba muy bien, estábamos todos de muy buen humor, con

ganas de celebrar todo lo que quedaba de madrugada, cantando y bailando en el taxi

mientras íbamos en la ruta. Ya cuando faltaban unos minutos para llegar a nuestro

destino, él estaba texteando en su teléfono, y yo no tardé en mirar su pantalla, grave error.

No alcancé a mirar mucho, pero si leí el nombre de su ex novia, y por su puesto que se me

revolvió todo. Esta vez si escogí la opción 1: Berrinche y reclamo.


No quise decir nada delante de las personas, así que entramos a la casa y en medio de que

todos estábamos ayudando a organizar las cosas, le pedí que me acompañara a una de las

habitaciones, y al entrar le confronté. Me sentía traicionada, estaba muy herida porque

pensaba que estábamos avanzando y verle escribiéndole an ella, me hizo pensar en que

quizás querían volver.


Discutimos, porque él se sintió emboscado, vigilado y de paso molesto porque yo asumí

cosas que él intentó desmentir. Quiso mostrarme la conversación y enseñarme que no era

nada romántico; me dijo que se escribieron para desearse feliz año porque aún había

aprecio, pero que no era nada más que eso. Ahora lo entiendo, puedes sentir aprecio por

personas que fueron parte de tu vida por mucho tiempo sin que eso signifique nada

romántico; pero cuando estás en una relación así, que no termina de concretarse, es muy

difícil sentirse segura en el vínculo, así que todo va a representar una amenaza, y

sobretodo la ex con la que si tuvo una relación de compromiso.


Lo que no sabíamos era que uno de nuestros amigos estaba en el baño de esa habitación

y había escuchado todo.


Con lo que me dijo me calmé, él también, y pasamos la noche en paz, aunque mi mente no paraba de cuestionar todo; lo que ya era un augurio de una relación que empezó a ser un poco más formal, pero llena de reclamos y berrinches por sentirme constantemente

insatisfecha.


Mi amigo se me acercó en un momento de la noche a decirme que escuchó nuestra

discusión, que él veía de afuera la relación y que aunque le caía muy bien este chico, no sentía que era la persona correcta para mí, porque creía que yo merecía más; y no, no era porque mi amigo tuviera intenciones conmigo, se que lo decía desde el corazón porque siempre fue así, y de paso porque es gay.


La verdad una parte de mi estaba de acuerdo con él, pero la otra parte (mi ego) no quería

dar su brazo a torcer porque creía que todo mi esfuerzo tendría frutos eventualmente.

Spoiler de vida: Ninguna relación que requiera un esfuerzo constante y agotador para que

se concrete merece la pena.






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