top of page

Capítulo XXIII - Nuevos vínculos

Ese momento en tu vida donde vendes una parte de ti a las personas para ser escogido.

Cuando no has construido una relación sana contigo misma en la que te ames, te respetes con tus luces y tus sombras, te admires, te caigas bien, pero sobre todo te elijas humana e imperfecta; tiendes a creer que lo único valioso es que otra persona te elija para aceptarte.


Y ese era el problema; aunque ya yo había hecho un trabajo terapéutico para poder

transitar el duelo por la ruptura de mi relación pasada, aun quedaba mucho trabajo interno por hacer para reconstruir mi autoestima y autopercepción. Pero yo no lo sabía.


Luego de haber dejado la terapia, “porque ya me sentía mejor”, apareció esta nueva

persona en mi vida a demostrarme todo lo que me hacía falta trabajar aún. Y una de las

banderas rojas que evidentemente no vi en ese momento (porque no manejaba la

información que ahora tengo sobre las relaciones), fue la necesidad de cambiarme y

convertirme en una Gia que pudiera “llamar la atención” de esta persona.


Gia se ha dado a la tarea de saber los gustos y pasatiempos de este nuevo prospecto en su vida ya que no se siente suficiente y trata de conseguir una compatibilidad entre ellos

Algo en mí decía que lo que yo era no era suficiente para que él me eligiera, así que

conscientemente me puse a pensar en las cosas en las que él se interesaba, como: el

deporte que veía, la música que escuchaba, las series que le gustaban; y ahora pienso que la Gia real habría sido igual de interesante, solo que la que me inventé hizo que tuviésemos una “compatibilidad” que ahora entiendo forzada y que me alejó de mí.


Luego de un par de semanas sin escribirme, y yo ya casi volviéndome loca por la ansiedad que esto me provocaba, empecé a escribirle de nuevo, tomando la excusa del viaje y de su contrato laboral para hacerlo.


Al principio seguía siendo tan educado y simpático como siempre, pero aún se sentía el

muro invisible de desconexión; y ahí fue donde entró la Gia que empezó a hablarle de

películas, música, e incluso de deportes que sabía que le gustaban para mantener una

conversación más allá de la relación laboral. Con esto, poco a poco, empezamos a volver a

tener la misma relación de antes en la que hablábamos por horas sobre estos temas,

sobre los shows que tendríamos en el futuro, sobre la ciudad y todo lo que estábamos

planeando hacer con el grupo de artistas; y de cierta forma sentí que había una esperanza.

Irse por un camino donde no sabes que sucedió en la relación anterior de esa persona que está en tu atención. Parece no ser la mejor decisión

Él nunca me comentó nada más sobre su ex y el proceso de mudanza, y yo tampoco quise preguntar. Ahora entiendo el error tan grande que fue esto, porque yo en vez de decidir si me involucraba desde la claridad de saber en dónde se encontraba él emocionalmente; elegí hacerlo desde la idealización de lo que yo esperaba que fuera.


Y justo esa misma incertidumbre que estoy describiendo, se mantuvo constante en todo el tiempo de relación que tuvimos, y esto no debería ser normalizado.

Luego de un par de semanas, él volvió a la ciudad y ahora sí para quedarse; de nuevo lo fui a buscar al aeropuerto, lo acompañé en todo su proceso de consolidar su contrato y todos los acuerdos con la empresa; y ahora sí empezó lo que yo llamaría mi año de “quemar una etapa” que nunca había quemado.


Yo nunca fui una persona de discotecas, ni de estar bebiendo mucho alcohol o de salir de

fiesta constantemente. De hecho esta parte de la historia empieza con una Gia de 31 años,

que comenzó a interesarse por cosas que no había hecho nunca, pero evidentemente, no

por las razones correctas. Aunado a esto, por primera vez, tenía un grupo de artistas totalmente a mi cargo, todos latinos y con muchas ganas de vivirse la ciudad, algo que yo

no había hecho en los 3 años que tenía viviendo allí.



Dentro de todo lo que sucede en la vida de Gia, de lo mejor que ha podido pasarle es sentirse nuevamente en familia.

Puedo rescatar que estas personas se convirtieron en mi familia, luego de haber pasado siete meses, sintiéndome a la deriva, abandonada por mi pareja y súper desconectada de los que sentía antes como amigos; y eso me reconfortó el corazón.


Pero en el 2019 seguía muy perdida y buscando una validación externa, y justo esta historia que empieza fue la lección que todavía me tocaba aprender.


Comentarios


bottom of page