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Capítulo XXII - El muro

Aún no nos habíamos dado ni un beso, pero la tensión, la química y la atracción eran muy

evidentes. La parte de mí que quería ser responsable conmigo misma, cada vez estaba

más dormida. Por eso el alcohol y las altas horas de la madrugada son una mezcla

peligrosa, más si le agregamos un duelo; y en este caso eran dos (el mío y el de él)


La verdad, yo quería sentirme de nuevo elegida, quería sentirme deseada, quería

permitirme conectar de nuevo con alguien; y eso es válido, lo que no está bien es utilizar

esto como excusa para vincularte emocionalmente con cualquiera.


Cuanta química entre Gia y este nuevo chico

Y no me mal interpreten, él no era cualquiera, pero era un hombre NO DISPONIBLE emocionalmente, con una relación prácticamente inconclusa; y aunque una parte de mí me decía que “yo podía separar mi mundo emocional de un acto sexual”; la verdad es que no podía.


En el momento en el que me besó ya no hubo vuelta atrás.

Luego de meses sintiéndome insuficiente, no merecedora y hasta poco atractiva; logré

conectar de nuevo con mi parte más seductora y femenina. (Atención chicas: la estrategia para lograr esto no debería ser meternos en otra relación), pero esa versión de mí no sabía lo contraproducente que esto iba a ser.


Nos quedamos dormidos abrazados, como si nos conociéramos de siempre; Y justo esa

debió ser mi primera bandera roja, porque sentir que conoces a alguien de siempre no

necesariamente es algo bueno.


Suena muy romántico y lo hemos idealizado demasiado, pero la verdad es que por lo

general, cuando sientes que conoces a alguien “de siempre” es porque inconscientemente

estás percibiendo cualidades y características que te recuerdan a esos vínculos principales

de tu infancia/adolescencia, y las dinámicas que tenías con ellos.


En pocas palabras “no lo conoces de toda la vida, es tu papá” (o mamá)

Por supuesto que en ese momento no veía esto, pero mientras se iba desarrollando la

relación (o el intento de relación) lo vi; y eso te lo iré contando más adelante.

Ahora lo importante es que sepas que luego de esa noche tan increíble, me tocó toparme

en la mañana siguiente con muro invisible de no disponibilidad emocional.


Y ahora un muro, una noche distinta con resultados inesperados

Toda esa sensación de cercanía de la madrugada anterior se había desvanecido, a él le tocaba volver a su país para terminar de organizar su viaje formal de regreso, y mientras preparaba su cosas y tomamos el desayuno, siguió comportándose tan simpático como

siempre, pero no había atisbo de acercamiento más allá de su amabilidad conmigo y mis amigas por igual.


Enseguida empecé a pensar: “qué hay de malo en mí”, “ por qué está tan distante”, “¿hice algo mal?”.


Pobre Gia del 2019, que aún creía que la actitud de los hombres con ella, era entera

responsabilidad de ella.


Ahora que lo pienso, puedo comprender por qué el actúo de esa forma: quizás también

cayó en cuenta de que se había acostado conmigo, y que la situación con la ex no estaba

tan terminada como me había dicho; o simplemente por el duelo que estaba apenas

comenzando, se dió cuenta de que le abrió la puerta emocional a otra persona y aún no se

sentía listo para eso.

Gia se siente usada luego de un encuentro que estuvo tratande evitar

Es decir, su actitud no tenía que ver conmigo ni con mi valor como mujer, pero desde mi ignorancia así lo creí.


Me sentía tan incómoda, un poco usada, con sensación de que ya habían conseguido lo que querían de mí; Pero definitivamente molesta conmigo, por no haber podido contenerme de hacer algo que sabía que no debía hacer; y también molesta con él por haber sido tan espléndido el día anterior, y ahora tan seco.


Las dinámicas de frío y calor (te doy mucho y luego te lo quito) en las relaciones son tan adictivas para las personas con apego ansioso, porque nos recuerdan las dinámicas de

vinculación en nuestra infancia con ese progenitor que no era estable en nuestra vida, o

en sus muestras de afecto. Por eso NO VEMOS la bandera roja en esto, porque crecimos

acostumbradas a ese padre/madre con el que podías contar “a veces sí y a veces no”, y

normalizamos la intermitencia.


Y es así como empezó esta relación, una persona que no estaba lista para comprometerse,

y otra persona (yo) que se tomó esto como un reto personal para demostrarse su valor al

convencerlo de elegirla.


Pasara lo que pasara Gia no sen rendiría en la carrera por conquistar este nuevo chico

Finalmente, lo dejé en el aeropuerto y regresó a su país, pasamos casi una semana sin hablar a diferencia de los meses anteriores en los que las conversaciones fluían; y en vez

de que eso fuera para mí un detonante para quitar mi foco de él, fue todo lo contrario, porque inició en mi una carrera por ser elegida cueste lo que cueste.

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