top of page

Capítulo XXI - El clavo que saca otra clavo

Y fue así como ya tenía nuevo interés amoroso, una persona que no conocía de nada

prácticamente, con la que había hablado unas cuantas veces por mensajes y llamadas, de

quien no tenía ni idea si era compatible conmigo (en la cotidianidad y convivencia), pero al

cual mi inconsciente ya había elegido para que me ayudara a quitar el foco de esa relación

que se había acabado.


Esto sería lo que popularmente conocemos como “el clavo que saca a otro clavo”. Si le preguntabas a la Gia de ese momento si esto era lo que estaba haciendo, por supuesto que te habría contestado que no. Yo realmente me creía mi cuento de que ya yo había superado todo lo anterior; y quizás si estaba muy clara de que ya no quería volver con mi ex, pero yo no había terminado de hacerle el duelo a esa relación tan importante para mí, a eso que sentía que había perdido, a todas las ilusiones que no se habían convertido en realidad y a todo lo que no fue.


Yo no estaba lista para empezar otro vínculo, pero así funciona la mente en el duelo: cuando sabes que la “negociación” con esta persona no ha funcionado ya que la relación no se ha recuperado, inminentemente viene el dolor de la aceptación; y recuerda que el cerebro es muy inteligente, así que para no atravesar ese dolor utiliza la estrategia de buscarse otra relación, porque durante el enamoramiento de una relación que está

comenzando, segregamos hormonas asociadas a la felicidad, la satisfacción y el placer; y obvio que tu sistema nervioso va a preferir eso que atravesar la etapa del dolor del duelo.

Así que ahí estaba yo, hablando todos los días con esta nueva persona: sobre nosotros, sobre la vida, conociéndonos y coqueteándonos. La espera se me hacía larga, porque mi jefe aún no decidía cuando traer a estos artistas. Así que me vi presionándolo de todas las formas posibles para que nos diera una fecha y boletos. Eventualmente sucedió.

Organizamos primero un encuentro físico entre este chico y mi jefe para que pudiera

audicionar en vivo, así que la idea era que viniera por un par de días a Marrakech y luego

volviera a su país de residencia para esperar el veredicto.


Obvio, yo quería que esa audición saliera perfecta, yo estaba enganchada con esta

persona y ya mi niña interior herida había decidido que él iba a ser mi siguiente pareja. Ahí de nuevo iba yo, forzando las cosas y haciendo todo lo posible para que una relación funcionara. Ahora que lo pienso él no tuvo que hacer ni el mínimo esfuerzo para obtener mi atención, de hecho esa mínima atención que él me dió mientras nos conocíamos a distancia, yo misma la puse en un pedestal, como si ya con eso fuera suficiente para ganarse todo de mí.


Ya era el día de su llegada a la ciudad. Yo quería que todo saliera perfecto, quería darle la mejor impresión tanto de mí como del show; así que organicé con mi taxista de confianza para ir a buscarlo al aeropuerto, y como aún no formaba parte oficial del espectáculo, mi jefe no le daría la estadía, así que hablé con mis compañeras de apartamento para decirles que él se iba a quedar con nosotras, y organicé mi habitación lo mejor posible para dársela mientras yo dormiría con una de ellas, a la otra le pedí que nos cocinara algo rico para que cenáramos al llegar del aeropuerto; también organicé una salida en la noche para que conociera la movida nocturna de la ciudad, y pasé días pensando en el outfit que me hiciera ver más diosa para esa salida; y por supuesto que todo corría por mi cuenta. Pero

no me molestaba, yo solo tenía un objetivo: que lo contrataran para poder conquistarlo y

convencerlo de que yo era su mejor opción, ahora que estaba soltero.

Yo estoy escribiendo esto y aunque lo veo desde el humor, no puedo evitar sentir

compasión por esa versión de mí, que en serio creía que necesitaba hacer tanto para

poder ser elegida.



Y es por eso que te digo que yo no había terminado de procesar esa ruptura anterior;

aunque mi parte consciente había entendido, con ayuda de la terapia, que mi ex no era la persona que yo quería para construir la relación “que yo decía querer”; mi parte inconsciente todavía necesitaba sentir que un hombre la elegía. Y es que yo todavía no había aprendido a elegirme a mí.


Y ahí estaba de nuevo, luego de siete meses de haber terminado mi relación más

significativa hasta ese momento, a inicios de 2019, en la puerta de desembarque del

aeropuerto de Marrakech, esperando a quien sería el protagonista de esta siguiente

historia de amor romántico, repitiendo todos las patrones que aún no había sanado.


Commentaires


bottom of page