Capítulo XIX - El paso
- Gianni Berroteran
- 27 ene 2024
- 3 Min. de lectura
Pasaron las fiestas más temidas, la Navidad no se disfrutó como siempre, pero no fue tan
malo con mi mente me decía.

Ahora, la irritabilidad era tanta que yo misma no me soportaba; y por su puesto luego me sentía culpable por estar irritable y así el ciclo emocional insano seguía y seguía.
Aún no sabía que mi mundo emocional siempre reacciona a lo que pasa afuera, y que mis emociones no son el enemigo, solo me venían a dar una info que yo aún no entendía; y como mi solución era hacer lo posible por no sentirlas, ellas seguían apareciendo para darme la info que yo estaba evitando escuchar. Hasta que un día, de esos en los que te sientes HARTA, me di cuenta.
Me desperté harta de sentir dolor, me desperté harta de estar de mal humor
constantemente, estaba harta de entrar a las redes y sentir angustia por lo que podría o
no ver; pero sobretodo estaba harta de sentirme un personaje desechable en la vida de mi
ex y de todo ese caos que ahora (según mi percepción) lo rodeaba constantemente.
Fue un día en el que estaba más en la etapa de dolor del duelo, que en otra etapa. Esos
días que se sienten pesados, que hacer todo cuesta el triple de esfuerzo; yo odiaba esos
días. Pero esta vez el dolor se sintió más como una decisión de no querer seguir
sintiéndome así.
Si estás pasando por un duelo y llegas a sentirte de esta manera, APROVÉCHALO porque el duelo no es lineal (los días difíciles vuelven) y estos días con más claridad sirven para
tomar decisiones que te pueden ayudar a atravesar el duelo mejor (no digo más fácil, pero
si de forma más madura).

Lo primero que hice fue aprovechar lo aterrizada que estaba (nada idealizadora de mi ex) para hacer una lista de las razones por las que no era inteligente querer volver a esa relación. Recuerdo que describí todo eso que pasó dentro de la relación que siempre de dolió, más todas esas cosas que me contaron o que vi luego de que terminamos. Fue doloroso y liberador a la vez, poder verlo plasmado en una hoja; me ayudó a asimilarlo diferente y a preguntarme ¿por qué esta insistencia interna de volver a eso?
Eso que escribí me ayudó a salir de la negociación cuando se presentaba (etapa donde te conectas con la esperanza de volver) que siguió apareciendo las semanas siguientes, peroaterrizar la idealización leyendo esto que escribí, la mayoría de las veces funcionó muy bien.
Ese mismo día decidí hacer algo que me aterraba, pero me di cuenta de que si no lo hacía
seguiría enganchada a esta irritabilidad y cambios de humor constantes que dependían de
lo que mi ex hacía o no hacía.

Necesitaba sentir paz, y yo misma tenía un papel importante en mi sufrimiento,
permitiendo que me controlara la ansiedad, y buscando/aceptando información de él constantemente. Así que lo silencié en las redes, no lo bloquee porque él no me escribía, (al menos que fuera para algo de trabajo); por lo que silenciarlo fue lo que en ese momento me pareció mejor para no ver nada de él; también silencié a sus familiares que
vivían en Marruecos, a nuestros amigos en común y a las personas que pudieran coincidir con él.
Se sintió aterrador al principio, no saber mucho de nadie, por sus historias o sus posts.
Pero a los días comencé a sentirme en calma, cuando mi sistema nervioso reconoció que
no tener ese info no era un peligro real.
Cuando me daban ganas de buscar y saber, aprovechaba para montar coreografías de
baile, ver a George Harris (este comediante y sus shows de Stand up fueron CLAVE para
salir airosa del duelo), practicaba mis canciones y bailes del show, etc... Fue duro, pero
valió la pena, al menos por un tiempo.

En Enero, mi jefe me llamó a una reunión para hacer cambios en el espectáculo , y como
directora artística me pidió encargarme de traer artistas nuevos para este.
Específicamente artistas latinos, por lo que tocaría hacer una búsqueda fuera del país para
llevarlos a Marruecos. Todo esto trajo muchas más responsabilidades, y creo que eso me
mantuvo tan ocupada que ayudó en el proceso. Además, en mis sesiones terapéuticas me
estaba yendo mucho mejor, ya no estaba en el cuadro depresivo, había dejado de llorar
constantemente en las sesiones desde hace semanas; en fin, estaba avanzando y
aplicando el contacto cero muy bien.
Yo creí que eso ya se estaba superando, y tenía razón hasta cierto punto, pero solo habían
pasado 5 meses, y sentirte tranquila no quiere decir que ya sanaste esa herida por
completo. Todavía es muy fácil caer en conductas que utilizamos (inconscientemente) para
evadir el duelo. Una muy común es “un clavo que saca a otro clavo”, ¿te suena familiar?
Pues yo estaba a punto de hacerlo, sin darme cuenta de que en realidad era esto.

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