Diario de una Naranja Completa - Capítulo XII
- Gianni Berroteran
- 2 dic 2023
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 2 may 2024
Empecemos narrando este día desde el momento que decidí salir de fiesta por primera
vez después de la ruptura.
La chica con la que compartía el apartamento y otras amigas, me convencieron
confirmándome que mi ex y sus nuevas compañeras de trabajo no estarían ese día en este
local al que hiríamos, porque era el cumpleaños de una de ellas y se iban a quedar en el
restaurante donde trabajaban celebrando; por lo que yo tome la poca energía que tenía
para arreglarme y prepararme para salir a celebrar el cumpleaños de mi amigo junto a
ellas.
Se sentía súper raro salir sin mi ex a este sitio al que siempre había querido ir, pero por alguna razón nunca lo habíamos hecho. Como pareja muy poco salíamos de noche luego de trabajar, las veces que lo hicimos fueron muy contadas; decíamos que no queríamos gastar dinero o que no nos queríamos trasnochar; sentía que no nos identificábamos con
esto.
Luego de que terminamos la relación, ya sabrán que él empezó a hacerlo, y esto fue lo que me llevó a dejar el apartamento que compartíamos aún después de la ruptura, por lo que de cierta forma yo le tenía rechazo a salir de noche, porque lo había asociado con algo que él empezó a hacer y que me dolía.

Llegamos a este local que tiene una banda súper conocida en toda la ciudad; yo me sentía muy rara y en duelo, pero esa noche me permití disfrutar un poco. Nos sirvieron unas copas, hicimos un brindis y estábamos escuchando la banda. Evidentemente el alcohol
estaba haciendo de las suyas y yo estaba empezando a sentirme feliz, algo que no pasaba desde hace mucho tiempo.
Yo sabía que mi ex estaba frecuentando bastante este sitio, así que por momentos
empecé a pensar en lo mucho que debía haberse estado divirtiendo sin mí; y sentía rabia porque estando juntos me decía que salir de fiesta era una pérdida de tiempo. Mis amigas se daban cuenta de que por ratos se me bajaba la energía, y venían con otro trago para ayudarme a volver al mood.

Lo que llevaba de noche estaba siendo un suba y baja de emociones para mi. En un
momento llegó un amigo y colega español, que siempre había estado interesado en mí, y como era la primera noche que yo salía luego haber terminado con mi ex, él aprovecho para abordarme. Me preguntó cómo me sentía y estaba siendo muy amable; pero cuando tú no estás disponible emocionalmente, y de paso estás en un duelo, lo que menos
quieres es que una persona coquetee contigo (por lo menos en mi caso). Por alguna razón me hacía sentir incómoda, de hecho no quería que me vieran con él estando tan cerca de mí, porque así como me habían traído chismes sobre mi ex pareja con otras mujeres, yo estaba segura de que harían lo mismo con él.
Ahora te preguntarás: ¿por qué nos importa tanto esto?. Cuando tú estás en la etapa de
negociación de tu duelo, tu único interés es volver a la relación, para que el dolor
desaparezca; y ahora lo veo como algo absurdo, porque ¿por qué yo querría volver a una
relación con una persona que evidentemente ya no quería estar conmigo, que de paso
había sido bastante grosero en algunas ocasiones, y que ya se había involucrado con otras
mujeres?
La Gia de hoy no se interesaría jamás por una persona así; pero para la Gia de ese
momento, su cerebro creía que la única forma de sentirse bien era volviendo a esa
relación, algo así como ir a buscar medicina al mismo sitio en el que te enfermaste, muy
absurdo; pero así funciona la dependencia emocional.
Ahora, si leíste el capítulo anterior, te debes estar preguntando por qué dije al final que la
fiesta no me había durado mucho, y es que se cumplió lo que había temido. La mesa
donde estábamos sentados, estaba muy cerca de la entrada del local, así que era muy fácil
ver quienes estaban llegando. Sentí un vacío en el estómago, cuando vi en la puerta a
varias de las chicas que trabajaban con mi ex en su “dinner show”.
Mi corazón me empezó a latir a 1000 por hora, sabía que en cualquier segundo se iban a
sumar él y su nueva conquista por esa puerta. Sus compañeras entraron al local,
empezaron a saludar a todo el mundo, algunas me conocían, otras no y yo me sentía
súper incómoda saludándolas. Ellos no aparecieron, y me habría esperado que eso me
aliviara, pero no fue así, de hecho me hizo sentir peor, porque ahora no dejaba de
preguntarme que por qué si todas sus amigas estaban allí, ellos no. ¿Dónde estaban?
Por supuesto que le pregunté a una de mis amigas, si podría imaginarse qué estarían
haciendo, y ella me dijo que me lo iba a averiguar; así que se desapareció unos minutos y
volvió para contarme que los dos se habían quedado juntos en el restaurante hablando,
luego de que terminó la celebración en la que estaban.
Yo me sentía devastada, porque aunque ellos no estaban allí para mí era la confirmación
en vivo de qué si eran una pareja. En eso momento empecé a arrepentirme por haberme
expuesto a esta situación, pensaba que debía haberme quedado en mi casa, porque ver
estas cosas en primera fila solo me estaban haciendo mucho daño a mí. Ahí me di cuenta
de que había cometido otro error, no había llevado dinero, así que no podía tomar un taxi
para regresarme sola; ya que fuimos juntas en el carro de una amiga que yo sabía que no
querría irse todavía. Me sentía atrapada en un sitio en el que evidentemente no quería
estar, pero me tocó poner mi mejor cara para no dañarle la fiesta a los demás.
Fui un momento al baño a soltar unas lágrimas, calmarme un poco, retocarme y volver, y
fue ahí cuando los vi entrando juntos; Yo apenas estaba volviendo a la mesa, y ellos
estaban pasando justo al frente, mi ex se volteó a saludar y se quedó serio al verme,
cruzamos la mirada unos segundos, y él se dio la vuelta y siguió hacia el lado contrario. La
chica no se dió cuenta y continuó saludando a todos, pero no llegó hasta mi, menos mal.

Ahora si que empecé a sentir una necesidad inmensa de irme, y lo único que se me
ocurrió fue pedirle a este amigo español, que estaba súper pendiente de mi, si podía
llevarme a mi casa. Yo sabía que diría que sí, para poder estar un rato conmigo hablando a
solas.
Si, ahora siento que lo usé, no estoy orgullosa de eso, pero necesitaba moverme de ese
lugar. Le dije a mis amigas que me iría y ellas lo entendieron; casi ni me despedí, y solo
recuerdo que el camino de la puerta del local al carro de mi amigo se me hizo eterno; era
como si todo al rededor de mi estuviera pausado, sentía un peso gigante en mi pecho y
garganta porque no quería llorar delante de él, pero apenas entré el carro, no lo pude
aguantar. El pobre, que no se lo esperaba, amablemente me dijo: “ tranquila ya vamos a tu
casa”.
Lo único que repetía en mi cabeza era:
“Claro que no iba a querer regresar conmigo, si ya estaba con ella”. La mirada que mi ex
tenía entrando con esta chica al local me partió el alma, estaba contento, estaba radiante,
y fue la primera vez que sentí en todo este tiempo que ahora si lo perdía para siempre.



Esto me hizo recordar una vez en la que todos creían que salía con un amigo, tanto fue la coincidencia que habíamos programado un viaje al mismo lugar en la misma fecha sin ponernos de acuerdo, así que decidimos irnos juntos, muy a pesar de que las personas hablaran o lo que sea. El viaje era en un bus durante 5 horas y empecé a mirar por la ventana con tristeza de pensar que me estaba alejando de lo que había planeado sería mi futuro (ese fin de semana era la fecha de mi boda que había cancelado meses atrás)
Cuando mi amigo me pregunto cómo me sentía lloré y lloré sobre su hombro. Ahora le doy gracias a Dios…